ChatGPT es lo último en inteligencia artificial capaz de automatizar procesos y solucionar muchos aspectos de nuestro día a día. Ha conseguido enganchar a millones de usuarios por sus facilidades, permitiendo gestionar todo tipo de tareas rápidamente. Esta facilidad está siendo aprovechada por estudiantes para resolver tareas y trabajos, lo que se convierte en un problema.
Cada vez son más los textos escritos por este tipo de programas, por lo que surgen nuevas maneras de detectarlos mediante otras IA. De hecho, los desarrolladores de ChatGPT cuentan con su propio detector de texto artificial y cada vez es más necesario.
Por fortuna, todavía no es del todo eficiente
El detector creado hace un par de años por OpenAI, recibe el nombre de GPT-2 Output Detector Demo. La herramienta acepta textos de GPT y marca un porcentaje. Indica que es “real” cuando ha sido escrito por un humano, y “fake” para contenido escrito por la máquina.
De momento solo es funcional con los textos en inglés y aunque proporciona un buen nivel efectividad, sigue desfasado. Los desarrolladores concentran tanto esfuerzo en mejorar la propia IA, que en ocasiones es muy sencillo burlar a los detectores.
Aun así, es muy probable que sigan evolucionando en los próximos años, además que esta tecnología comience a acoplarse en el sistema educativo y el entorno laboral. Al menos así lo vaticinan algunos expertos.