El pasado mes de agosto Google estrenó su nuevo sistema Android 13, que poco a poco está llegando a más dispositivos actuales. Además de contar con un par de requisitos, la compañía solicitó que los diferentes fabricantes apuesten por usar particiones A/B.
Anteriormente, al actualizar Android se descargaba la OTA, luego el móvil se reiniciaba y a partir de ahí se aplicaban los cambios necesarios. Esto dejaba el móvil sin uso durante un par de minutos y fue entonces que Google estrenó las particiones A/B. Este tipo de actualizaciones están vigentes desde el Android 7 Nougat y aunque eran opcionales, ahora pasan a ser la regla.
Actualizaciones con partición A/B obligatorias
Las particiones A/B son algo complejas, pero se puede resumir de este modo. Los móviles que soportan estas actualizaciones tienen particiones del sistema duplicadas (una A y otra B) por lo que al actualizar, solo se hacen los cambios en la partición inactiva.
Al terminar, el reinicio cambia las particiones y la inactiva pasa a ser la activa. De este modo, puedes seguir utilizando el móvil mientras se está actualizando, sin interrupciones. Se trata de un proceso que han implementado muchos fabricantes, pero algunos como Samsung siguen reacios. Puedes comprobar si tu dispositivo lo permite con aplicaciones como Treble Check.
Una ventaja importante de este proceso es que puedes regresar a la versión anterior en caso de que la OTA se encuentre defectuosa. Sin embargo, también implica que hay menos espacio de almacenamiento interno para los usuarios. Esta problemática se ha manejado con el uso de particiones dinámicas y comprensión, que reduce el espacio necesario para cada partición.
Aunque el documento de definición de compatibilidad para Android 13 indica que la implementación sigue siendo opcional, unos Tests VTS indican lo contrario. Será necesario contar con esta partición A/B, al menos para que un dispositivo reciba la certificación de GMS.